cancioncita pa las circunstancias! como la vida misma!
Cuesta aceptar, adaptarse, ceder…
Nadie dijo que fuera fácil…
Cuesta, cuesta arriba o cuesta abajo, cuesta, eso de mostrarse sin más… desnuda, calmada, con las manos abiertas y los brazos esperando recibir un abrazo de “eres así, y… ¿qué?”
Ser consciente y consecuente de cada pedacito de tu ser, de tu sentir, de tu pensar… de ti… que se cuela en tu bolsillo y viaja contigo… te recorre en cada milímetro de paso que avanzas.
Da un poco igual si te cuesta, porque tú sabes que te ha merecido la pena… al fin y al cabo, jamás he sabido “ser” en entretelas.
Pero lo que menos necesito es un dedo juez en mi espalda.
Que puede que sea un punto y aparte muy gordo, demasiado gordo… que, ¿qué pasará? No sé, ¿y si pasa? Pues, si pasa, se le saluda…
Y lo poco que me pesa la sonrisa que llevo dibujada… ¿qué?
(Sí, cada vez me gustan mas los puntos suspensivos… efímeros puntos!)